lunes, 21 de abril de 2014

Adaptación del cuento folclórico "El hombre de la piel de oso" (Correción)


Existen numerosos cuentos folclóricos que necesariamente han de ser adaptados a la etapa de educación infantil (sin la necesidad de infantilizarlos) antes de ser contados a los niños. Estos cuentos se transmiten a través de la narración oral, son anónimos y no tienen una versión fija (al haberse ido transmitiendo "de boca en boca"). Si bien, aunque contemos con la libertad de recrearlo, debemos respetar su esencia así como su esquema.

En este caso he realizado la adaptación de "El hombre de la piel de oso" (adaptada primeramente por los Hermanos Grimm), enfocada a la edad de 5 y 6 años, tanto por el contenido (trama, personajes...) como por el vocabulario empleado.

He realizado cambios tales como:  la atribución de nombres propios a los protagonistas para que su identificación sea mas fácil, el cambio del personaje del diablo por el de un duendecillo, en lugar de tener que matar a un oso y llevar encima su piel durante años al protagonista le irá creciendo vello por todo el cuerpo hasta llegar a parecer un oso y en vez de no poder dormir dos noches seguidas en el mismo sitio habrá de alojarse cada semana en una ciudad distinta. Además he omitido el suicidio de las hermanas al final de la historia.

¡Espero que os guste!

Había una vez, hace muchos, muchos años, en un lejano país un joven  y apuesto soldado llamado Derek cuya familia había perdido todo el dinero que tenía. Un día Derek estaba tan triste que decidió marcharse a dar un paseo por el bosque a ver si se le ocurría la forma de encontrar un buen trabajo para sacar a su familia de la pobreza. Mientras paseaba sintió que alguien le perseguía… Pero miraba para atrás y ¡nada, no había nadie! Hasta que de repente oyó un estornudo que venía de alguien escondido detrás de un gran árbol… ¡Aaachís!

Derek, que era muy valiente, se acercó y encontró a un pequeño duendecillo con el pelo de color verde.

-¡Vaya, chico, me has pillado! – dijo la pequeña criatura con voz aguda – Soy Alfie, el duende más poderoso de este bosque y puede que tenga la solución a tus problemas.
Derek lo miró extrañado.
-¿Tienes un buen trabajo que ofrecerme?
-Tengo algo mucho mejor. Te voy a proponer un reto, pero para conseguirlo habrás de ser tan valiente como paciente. Durante los próximos tres años haré crecer vello por todo tu cuerpo cada semana y no podrás asearte ni una sola vez, no te podrás ni duchar ni afeitar. Además cada semana deberás alojarte en una ciudad distinta. Durante este tiempo contarás con un saco mágico que te dará todas las monedas de oro que necesites y si cumples el reto podrás quedarte el saco para siempre, así tú y tu familia seréis las personas más ricas del mundo. Si no lo cumples te convertiré en un duende como yo y serás mi siervo el resto de tu vida.
-¡Acepto!- Dijo Derek en seguida.
- Muy bien chico valiente, aquí tienes tu saco. Tu reto comienza ya. Nos vemos dentro de tres años, si eres capaz…
Y así Derek comenzó a viajar de ciudad en ciudad, al principio parecía fácil pero las semanas pasaban y cada vez tenía más y más pelo por todo su cuerpo y más y más suciedad.
Todo el mundo le miraba mal y comentaba que parecía un oso con tanto pelo. Él intentaba demostrar a la gente que era un chico bueno y normal pero de nada servía. Nadie quería acercarse a él.
Hasta que un buen día en una de las posadas donde se alojó conoció a tres hermanas, las dos mayores se rieron de él nada más verlo, eran maleducadas y envidiosas pero la más pequeña, Elisa, que era la más guapa de las tres quiso conocer a ese chico del que todo el mundo huía.
Derek le pidió a Elisa que le esperara tres años, que volvería a por ella y le haría la mujer más feliz del mundo. La joven, que se enamoró de la personalidad de Derek le dijo que lo esperaría siempre y sus hermanas no dejaron de burlarse de ella.
Pasaron los tres años y Alfie apareció sorprendido ante Derek. – Lo has conseguido chico, enhorabuena. Ya puedes ir a asearte, y aquí tienes, tu saco infinito de monedas de oro.
Derek era el hombre más feliz del mundo, sólo le faltaba Elisa. Fue a su casa a buscarla pero ella no lo reconoció…  Hasta que el joven soldado le preguntó - ¿No te dice el corazón quién soy?-.
Y Elisa cayó en la cuenta de que se trataba de Derek, ahora convertido en un guapísimo soldado. Se casaron y repartieron el dinero del saco mágico de Derek con toda la gente pobre de la ciudad.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.


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